Esta tarde, por aquéllo de las casualidades, he acabado en la parada en la que cogía por las mañanas el bus para ir a trabajar los primeros días.
Así a lo tonto, ya hace siete meses y dos «puestas en producción» que estoy allí.
Al principio todo era incertidumbre, muchos nervios y la sensación rara del «¿dónde me he metido?».
Ahora sigue habiendo incertidumbre, pero sobre cuál va a ser la marcianada de la semana.
Me siento rara. Ala, ya lo he dicho.
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